No hace falta esperar a que inventen un refrigerador instantáneo para disfrutar de una bebida fresca en poco tiempo. Con el hielo y la sal podemos conseguir unos buenos resultados en muy poco tiempo.
Los cubitos de hielo ya sabemos como funcionan, pero no estamos hablando exactamente de echarlos en el baso sin más, hay formas de utilizarlos sin aguar nuestro refresco: con la ayuda de la sal.
Si se deposita en un recipiente la lata o botella en cuestión junto con agua, hielo y sal y lo removemos todo, en poco minutos o segundos conseguiremos que la bebida esté fría y lista para degustar.
Al mezclar agua y sal tiene lugar una reacción endotérmica, es decir, una que absorbe energía. Para que la sal se pueda disolver, necesita calor, que lo “cogerá” de la lata o botella, de forma que el frío de los hielos pasará más rápido al recipiente.